Él era un hablante que hablaba sin saber lo que pensaba,
decía cosas tan efímeras y ficticias como la historieta
del periódico de todos los días, era un hablante que regaba letras
en las palabras sin sentido, del sin sentido que tenía su vivir.
Él era el hablante que le hablaba al mundo entero,
Hablaba de locuras vagabundas que habitaban
en la imaginación perdida de su mente.
Era el hablante moribundo que acercaba al mundo
De lo profundo, lo tranquilo a la transformación de lo festivo,
De lo vivido…