Dicen que el destino es cierto cuando las casualidades son
demasiado exactas, el destino hace parte esencial de la vida, como si no
tuvieras escapatoria para todo lo que llega para ti, y quizá las cosas no
llegan de la nada cuando no se buscan, pero muchas veces encuentras algo
accidental que resulta ser lo que era perfecto para ti, sin darte cuenta te has
sumergido en un mar de emociones encontradas cuando el destino jugaba a las escondidas
contigo y al fin has perdido porque si, te ha encontrado lo inesperado que era
justo para ti.
Lo que me ocurrió cuando jugaba a las escondidas con el destino
fue un total desastre, las miradas lejanas de un francés me atraparon en el
lugar menos esperado y sin creerlo ni pretenderlo ya no puedo evitar mirarlo
desde el otro lado de la ventana que nos separa.
¿Y ahora qué? Los ojos interceptan a cortos pasos de nuestro
pensamiento y de nuestro cuerpo. ¿Qué hacer con el deseo intenso de conocerlo? Quizá
un pretexto sería perfecto en lugar de saltar de la nada como una loca. ¿Y qué
tal si solo espero que el destino me encuentre de lanada? Si, justo así con la
conversación y el toque perfecto.