Llega la tarde, se acerca la noche.. vienen los pasos y van las miradas... las palabras sobran...
llega la noche se esconde la tarde, se asoman los sentidos,
brotan los sentimientos de un querer tímido lleno de ganas de salir y nombrarse.
Se encuentran las seis de la tarde los pies de las personas menos sospechadas caminando por un parque,
por las aceras de las calles solitarias llenas de hojas.
Llegan las siete y el reloj no existe.. se olvida el tiempo y qué importa quién espera... el tiempo es nulo, es absurdo.
Aquellos pasos de los pies llegan al fin a su destino... caras sorprendidas, gestos sonrientes, conversaciones que se conectan..
¿Qué pasa con la conexión? Solo sé sabe que saltan chispas.. chispas de palabras y conocimientos .. conocimientos llenos de disputas.
El gran reloj de la mano comienza gritar la hora.. ¿Cómo puede pasar el tiempo tan rápido? Si... La vida es un instante.
La resistencia del "no te vayas" habla por si sola cuando los pasos no quieren andar.
Miradas fijas pretenden poseer el instante para que se vuelva eterno...
El tiempo no para, el reloj sigue gritando, los pies se ven obligados a seguir su rumbo, de nuevo los pasos, y comienzan las palabras...
de nuevo más conexiones.. ¿Cómo no esperar que se nombren los pensamientos? Nadie dice nada, el silencio queda intacto..
Se desvanecen los sonidos y se impregnan en la mente las preguntas...
Las manos quieren tocarse... se juguetean en el aire... una mano toma un brazo y el brazo corresponde....
Poco a poco se acaba el camino mientras se quiere dar respuestas o hacer nuevas preguntas... Si, el camino ha terminado...
la noche se desvanece lentamente para que llegue la madrugada... se sienten las ultimas horas con el riesgo de un querer..
se sienten las ansiedades de los instantes, se siente el pulso acelerado y las respiraciones entrecortadas..
se tocan los labios, se acarician las lenguas y se van los pensamientos... ha terminado la noche.... El reloj gritó "se acabó el tiempo".
ANITA PÉREZ.
ANITA PÉREZ.